martes, 26 de febrero de 2008

ZAPATERO GANÓ EL DEBATE, ANTE UN RAJOY NERVIOSO Y AGRESIVO


El sondeo del Instituto Opina divulgado por la cadena de televisión Cuatro a los pocos minutos de finalizar el debate. Según esta encuesta, un 45,4% de ciudadanos opina que el presidente del Gobierno ha sido más creíble y ha ganado el debate. Un 33,4%, en cambio, piensa que el vencedor ha sido Mariano Rajoy.
A la hora de analizar los resultados por sexos, un 63,6% de hombres encuestados da la victoria al jefe del Ejecutivo y un 36,4% a Rajoy. El mensaje de Zapatero ha convencido menos a las mujeres, aunque siguen siendo mayoría las que opinan que el candidato socialista ha sido superior a su rival. Así, el 51,8% opina que ganó Zapatero y el 48%,2% que lo hizo Rajoy.
Según la encuesta elaborada por Sigma Dos para el diario EL MUNDO el presidente del Gobierno, se impuso al candidato del Partido Popular con un 45,5% de los votos, frente al 42% que considera que Rajoy fue superior.
La cadena de televisión Antena 3 también ha dado a conocer los resultados y según el sondeo, Zapatero se impuso con el 45,4% mientras que Rajoy se queda con el 39,3 por ciento.
La Sexta también ha dado sus datos, que favorecen a Zapatero con el 45%, mientras que para el 30% ha ganado Mariano Rajoy.
Así, de acuerdo con el difundido en el programa Madrid opina de Telemadrid, Zapatero ganó el debate para el 43,8 por ciento de los espectadores, y el líder del PP se impuso para el 42,7 por ciento, mientras que empataron para el 7,6 por ciento y un 3,8 por ciento cree que no ganó ninguno de los dos.

4 comentarios:

María Núñez dijo...

Javi, no puedo leer mas de lo que he leido, porque estoy de exámenes! sólo me pasaba para saludarte, y decirte que el día 5 hay un mitin de Zp en Badajoz, para si venias, y que el dia 6, hay un encuentro de Juventudes en Badajoz, por todo lo alto, pero a ese me temo que yo no podré ir... tengo un examen al día siguiente, decisivo para mi evaluación.

Un besazo compi.

Anónimo dijo...

¡Jo, jo, jo! ¡Ja, ja, ja! ¡Ji, ji, ji! ¡Esto es desternillante!

Vamos a repasar los datos pensando (vosotros, Piornal, no hace falta que os esforcéis si no queréis) para ver si los cálculos del PZOE son ciertos. Veamos:

Hay, a mi entender, un baremo que demuestra cómo fue Rajoy el que ganó el tan cacareado debate. Y, a partir de él, se pueden extraer algunas reflexiones. Dicho baremo sería el del “shock psicológico” —permitidme que lo llame “asín”—, y se manifestó en los siguientes “aspetos”:

1º) La perenne sonrisa del circunflejo José Luis se fue desvaneciendo progresivamente a partir del primer knockout, que le llegó, a mi modesto entender, con el tema de la inmigración. De otra forma no se entiende el escaqueo tan descarado y poco elegante de que hizo gala tras una larga reflexión de Rajoy sobre el tema (y cito literalmente):

Rajoy: «Los pilares fundamentales de cualquier política social son fundamentalmente la sanidad, la educación y las pensiones; no son los únicos, pero sí son los fundamentales. Pero en los últimos años ha surgido un fenómeno nuevo y creciente que es la inmigración que puede afectar a estos pilares a que acabo de hacer referencia. Son personas que vienen a España, que trabajan, que en su mayoría contribuyen, Pero también son los más necesitados y, por tanto, demandan muchos servicios sociales y los recursos de esos servicios pues, a veces, se quedan cortos. Por lo tanto, para que lo que puede ser una operación de éxito no se convierta en un drama hay que poner orden y control en el fenómeno migratorio…». Siguen algunas ideas más (que pueden leerse y oírse ) y, a continuación, viene la respuesta del Presidente del Gobierno de España.

Zapatero: «cuando llegué al Gobierno había 700.000 inmigrantes sin papeles en España trabajando ilegalmente. Pero luego me referiré a la inmigración. Voy a hablar de los aspectos básicos de una política social que afectan a los ciudadanos. Empezaré por la educación». Y dicho y hecho, de eso siguió hablando, hasta el momento en que Rajoy le obligó (insistiendo por dos veces) a decir algo sobre la inmigración.

Pero retomemos el hilo donde lo habíamos dejado: la sonrisa perenne, algo caduca después de esta primera carga de profundidad, reapareció, tímida y más artificiosa que nunca, inmediatamente después del intermedio, pero acabó esfumándose para siempre a medida que el debate avanzaba hacia su final. José Luis se agachaba, se agachaba, se agachaba, estirando el pescuezo hasta casi salirse de plano y apoyándose en la mesa con las manos juntitas, como queriendo darle solemnidad a lo que decía (con ese acento suyo, tan raro, que le permite decir, por ejemplo, “pérmanentemente”, en lugar de “permanentemente”). A pesar de todos estos artificios posturales, de sus apelaciones al corazón, a los sentimientos y a la solidaridad —con ese saludito tan entrañable dirigido a los inmigrantes— la cosa no coló; al menos para quien les cuenta esto. El Presidente del Gobierno de España acabó cuando menos de morros, de eso estoy seguro (otra cosa es lo que quieran hacer ver los medios afines y próximos).

2º) El baño de multitudes mediático que todo político triunfante suele darse tras un debate del que se sabe vencedor fue inexistente en el caso de José Luis. Al concluir, salió escoltado por Pepiño, que iba con la cara más larga que un pasillo de Metro. Luego, al despedirse de “Manué Campo Vidá” —que dirían Faemino y Cansado— se paró ante la puerta del coche oficial, sonrío un poquito (sólo lo justo) a la galería y salió disparado de los estudios de televisión. ¿Vieron, sin embargo, cómo actuó el candidato Rajoy? Saludando a todo el mundo, parándose a hablar con la gente, al salir a la calle se dirigió sonriente y pletórico a los periodistas y confesó, abiertamente, que estaba “muy contento”. Incluso se permitió bromear con uno de los informadores que le había preguntado si se veía ganador, contestándole: “Y usted qué diría” (o algo parecido). Por cierto, ¿cómo pueden afirmar los medios de comunicación que Rajoy da un aspecto de falso y acartonado y José Luis es natural y telegénico? No sería ayer, desde luego.

3º) En cuanto a la consabida party que uno suele celebrar cuando algo le ha ido bien, sólo hace falta comparar
esta forma de afrontar el final de un debate, cuando de verdad ha ido bien, y esta otra.
(Por cierto, ¿no querrá decir, más bien, el risueño ministro Caldera —en esta ocasión no tanto— que el discurso de Rajoy fue “demagógico”, antes que “demagogo”?).

4º) José Luis ha suspendido varios actos para preparar el debate del próximo lunes. Y aunque Pepiño asegura que no es así, otras fuentes del mismo PSOE confirman que, más bien, lo ha hecho para «dar más protagonismo a sus ministros». ¿En qué quedamos?

Anónimo dijo...

Por cierto, ¿está por ahí JANDRO?

Es para decirle que se lea mi siguiente comentario al hilo de cierta noticia conocida hoy:

El Presidente del "Gobierno de España" ha debido quedar desconsolado al saber (¿o ya lo sabía?) que el astronauta Pedro Duque no ha formado nunca parte de la Plataforma PAZ, ni ha firmado tampoco el famoso y polémico manifiesto de "intelectuales" que apoyan a José Luis. La noticia aquí.

Duque ha enviado una carta a los dos grandes partidos (PSOE y PP) pidiendo que no se utilice su nombre con fines electorales. A ver si José Luis le pide excusas, mirándole a los ojos (como sólo él sabe hacer), ya que se refirió al astronauta, expresamente y en más de una ocasión, a lo largo del debate que tuvo con Rajoy.

Lo digo porque como hace unos días me reprochaba que el canon digital no lo cobraba Duque...

Anónimo dijo...

Vuelvo a enviaros mi comentario exegético del debate José Luis-Rajoy, a ver si esta vez han quedado bien los enlaces. ¡Qué no haré yo por vosotros...!

¡Jo, jo, jo! ¡Ja, ja, ja! ¡Ji, ji, ji! ¡Esto es desternillante!

Vamos a repasar los datos pensando (vosotros, Piornal, no hace falta que os esforcéis si no queréis) para ver si los cálculos del PZOE son ciertos. Veamos:

Hay, a mi entender, un baremo que demuestra cómo fue Rajoy el que ganó el tan cacareado debate. Y, a partir de él, se pueden extraer algunas reflexiones. Dicho baremo sería el del “shock psicológico” —permitidme que lo llame “asín”—, y se manifestó en los siguientes “aspetos”:

1º) La perenne sonrisa del circunflejo José Luis se fue desvaneciendo progresivamente a partir del primer knockout, que le llegó, a mi modesto entender, con el tema de la inmigración. De otra forma no se entiende el escaqueo tan descarado y poco elegante de que hizo gala tras una larga reflexión de Rajoy sobre el tema (y cito literalmente):

Rajoy: «Los pilares fundamentales de cualquier política social son fundamentalmente la sanidad, la educación y las pensiones; no son los únicos, pero sí son los fundamentales. Pero en los últimos años ha surgido un fenómeno nuevo y creciente que es la inmigración que puede afectar a estos pilares a que acabo de hacer referencia. Son personas que vienen a España, que trabajan, que en su mayoría contribuyen, Pero también son los más necesitados y, por tanto, demandan muchos servicios sociales y los recursos de esos servicios pues, a veces, se quedan cortos. Por lo tanto, para que lo que puede ser una operación de éxito no se convierta en un drama hay que poner orden y control en el fenómeno migratorio…». Siguen algunas ideas más (que pueden leerse y oírse aquí) y, a continuación, viene la respuesta del Presidente del "Gobierno de España".

Zapatero: «cuando llegué al Gobierno había 700.000 inmigrantes sin papeles en España trabajando ilegalmente. Pero luego me referiré a la inmigración. Voy a hablar de los aspectos básicos de una política social que afectan a los ciudadanos. Empezaré por la educación». Y dicho y hecho, de eso siguió hablando, hasta el momento en que Rajoy le obligó (insistiendo por dos veces) a decir algo sobre la inmigración.

Pero retomemos el hilo donde lo habíamos dejado: la sonrisa perenne, algo caduca después de esta primera carga de profundidad, reapareció, tímida y más artificiosa que nunca, inmediatamente después del intermedio, pero acabó esfumándose para siempre a medida que el debate avanzaba hacia su final. José Luis se agachaba, se agachaba, se agachaba, estirando el pescuezo hasta casi salirse de plano y apoyándose en la mesa con las manos juntitas, como queriendo darle solemnidad a lo que decía (con ese acento suyo, tan raro, que le permite decir, por ejemplo, “pérmanentemente”, en lugar de “permanentemente”). A pesar de todos estos artificios posturales, de sus apelaciones al corazón, a los sentimientos y a la solidaridad —con ese saludito tan entrañable dirigido a los inmigrantes— la cosa no coló; al menos para quien les cuenta esto. El Presidente del Gobierno de España acabó cuando menos de morros, de eso estoy seguro (otra cosa es lo que quieran hacer ver los medios afines y próximos).

2º) El baño de multitudes mediático que todo político triunfante suele darse tras un debate del que se sabe vencedor fue inexistente en el caso de José Luis. Al concluir, salió escoltado por Pepiño, que iba con la cara más larga que un pasillo de Metro. Luego, al despedirse de “Manué Campo Vidá” —que dirían Faemino y Cansado— se paró ante la puerta del coche oficial, sonrío un poquito (sólo lo justo) a la galería y salió disparado de los estudios de televisión. ¿Vieron, sin embargo, cómo actuó el candidato Rajoy? Saludando a todo el mundo, parándose a hablar con la gente, al salir a la calle se dirigió sonriente y pletórico a los periodistas y confesó, abiertamente, que estaba “muy contento”. Incluso se permitió bromear con uno de los informadores que le había preguntado si se veía ganador, contestándole: “Y usted qué diría” (o algo parecido). Por cierto, ¿cómo pueden afirmar los medios de comunicación que Rajoy da un aspecto de falso y acartonado y José Luis es natural y telegénico? No sería ayer, desde luego.

3º) En cuanto a la consabida party que uno suele celebrar cuando algo le ha ido bien, sólo hace falta comparar esta forma de afrontar el final de un debate, cuando de verdad ha ido bien, y esta otra.
(Por cierto, ¿no querrá decir, más bien, el risueño ministro Caldera —en esta ocasión no tanto— que el discurso de Rajoy fue “demagógico”, antes que “demagogo”?).

4º) José Luis ha suspendido varios actos para preparar el debate del próximo lunes. Y aunque Pepiño asegura que no es así, otras fuentes del mismo PSOE confirman que, más bien, lo ha hecho para «dar más protagonismo a sus ministros». ¿En qué quedamos?