PIORNAL, EL PUEBLO CON MENOS PARO DE LA REGIÓN

ONCE de la mañana de cualquier día laborable. En la plaza de Piornal hay dos viejos al sol. Uno, examina las ofertas que aparecen en el folleto de un supermercado, mientras su compañero de banco, simplemente, ve pasar la vida. En el escenario, hay un tercero que va y viene, desde la fuente de 'los lobos' hacia donde está la pareja. Mientras tanto, algunas mujeres cruzan con la bolsa de la compra.La tranquilidad reina en el pueblo. El más alto de Extremadura y, también, el que tiene menos paro de toda la comunidad autónoma, según el último anuario de La Caixa. De ahí, la serenidad que se respira en este rincón de la provincia de Cáceres, en el que no existen corrillos callejeros de parados, ni tampoco se ve a los hombres haciendo los recados.

La cooperativa 'San José' es uno de los principales núcleos laborales de Piornal, con hasta una veintena de personas rindiendo a tope, en función de la temporada. Lo cierto es que nunca se para, porque a la campaña de la cereza le siguen las de la castaña, la frambuesa o la aceituna.En el Ayuntamiento hay tres funcionarios y ocho empleados laborales fijos, a los que se suman cuarenta y tantos eventuales que se encargan de servicios como la guardería, la biblioteca, los pisos tutelados para la tercera edad, la escuela de música o a desarrollar tareas de ayuda a domicilio y animación sociocultural. Además, en Piornal hay dos fábricas de embutidos; una empresa de transportes y tres o cuatro de construcción, de carácter familiar, en las que fluctúa el número de trabajadores en función de la tarea que tengan entre manos.

La Caja de Extremadura y la Caixa Geral tienen oficinas abiertas en el pueblo, igual que la aseguradora Mapfre. Cada vecino parece tener su sitio en la localidad. En el campo, en el bar, en la tienda, en el 'tajo', en la oficina Se respira mucho orden.Fruto de esta regularidad laboral es el nivel de estudios de la población. Entre los que andan por la cincuentena hay muchos maestros, como el propio alcalde, el socialista Ángel Rama, sin ir más lejos.

En las nuevas generaciones, priman los estudios universitarios, porque las familias sin problemas de empleo tienen dinero suficiente para mandar a sus hijos a estudiar fuera.Pero llama la atención, sobre todo, el hecho de que esos estudiantes quieran volver a casa, al pueblo que tanto les gusta, en lugar de buscarse la vida fuera. De ahí el mantenimiento del empleo y, también, la pervivencia y la frescura de tradiciones como el 'Jarramplas', que se celebra por San Sebastián, en enero. Baja el ritmoEs una de las escasas ocasiones en la que el pueblo rebaja su ritmo de trabajo. Sus vecinos lo hacen como paréntesis en la campaña agrícola y, de paso, viven una fiesta en la que disfrutan por igual todas las generaciones.

Cuentan los piornalegos que apenas se nota la crisis en su pueblo. Quizás sí en los precios, pero no en el aspecto laboral. «Aquí somos muy trabajadores», proclama Lorenzo Sánchez, administrativo del Ayuntamiento y también maestro de escuela. Y, ciertamente, debe ser así, al menos por lo que reflejan los datos que le convierten en el pueblo con menor tasa de paro de la región.Eso, y lo mucho que quieren al pueblo, al que vuelven una vez que han terminado sus estudios en la universidad. No es, por tanto, extraño, que el contable del Ayuntamiento tenga el título de Magisterio o que la camarera de la Hospedería, Noelia Prieto, sea licenciada en Historia del Arte.

Su preparación les convierte muchas veces en innovadores, empeñados en mejorar las condiciones de trabajo en la finca o en la empresa de la familia o en montar nuevos negocios en el pueblo. Otras, sólo se plantean seguir siendo vecinos de un mar de serenidad que únicamente se altera en enero, con el Jarramplas.

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