miércoles, 18 de julio de 2007

Rato anima al sector moderado del PP, que se prepara para convencerle


Fue Eduardo Zaplana quien esta misma semana, al hablar sobre el debate del estado de la nación, mostraba el valor que para los políticos tiene la palabra nunca. "Esto no lo vamos a hacer nunca, entendiendo que en política nunca significa de momento, claro", dijo el portavoz parlamentario del PP citando al liberal Antonio Fontán, uno de sus mentores. Con esta filosofía, los dirigentes del PP seguían ayer especulando sobre el regreso de Rodrigo Rato a la política, ya que consideran poco creíble que a sus 58 años, este hombre de partido resista la presión. "Va a estar aquí. Eso ya tiene un valor en sí. Y le van a regalar mucho los oídos", sentencia un diputado.
Los dirigentes moderados y algunos barones como Esperanza Aguirre -que tiene a varios ratistas en su equipo de Gobierno- y otros del entorno de Rajoy se preparan para convencerle de que es el número dos ideal. "Es una magnífica noticia, lo hará muy bien allí donde vaya, como siempre", dijo Aguirre.
Nadie teme que el regreso de Rato pueda suponer un problema para Rajoy. El presidente del PP no ha colocado a un sólo ratista en su equipo de gobierno -el comité de dirección del PP-. Sin embargo, ninguno de ellos ha movido un dedo contra el nuevo líder, ni siquiera al principio de la legislatura, cuando vivió los momentos más bajos de su mandato, con una gran distancia en las encuestas y un acoso del sector más conservador de su partido y de algunos medios de comunicación.
El ratismo, antaño todopoderoso en el PP, se ha colocado en una discreta retaguardia. Personajes como Juan Costa, Luis de Guindos o Cristóbal Montoro -este último, aparentemente más distanciado- se han ido a la empresa privada. Su fan número uno, José Folgado, que le prepara una bienvenida apoteósica, sigue como diputado, pero Rajoy no ha contado con él en su equipo económico. Vicente Martínez Pujalte es su amigo, aunque nunca se lo llevó a su equipo de Gobierno. Otros muy conocidos, como Juan José Güemes, Manuel Lamela o Fernando Merry del Val han encontrado acomodo en la Comunidad de Madrid, donde son consejeros de Sanidad, Transportes y Economía, respectivamente.
En el entorno de Rajoy, un líder que ha sufrido las acometidas del sector más conservador del partido -ayer el regreso de Rato fue duramente criticado en la emisora que más escuchan los militantes del PP, la Cope- no ocultan su satisfacción por la posibilidad de que regrese alguien que consideran un refuerzo para las posiciones moderadas, alejadas de las teorías conspirativas del 11-M, verdadero eje de la división dentro del principal partido de la oposición.
Aún así, los dirigentes del ala más conservadora no han dudado a la hora de alabar a un personaje indiscutible en el PP: "Es una muy buena noticia para quienes somos sus amigos. Rato va a contribuir a que Rajoy gane las elecciones desde donde pueda y se le pida", señaló Ángel Acebes.
"Rato es un número dos que no hace daño a Rajoy, al contrario que Alberto Ruiz-Gallardón, porque mientras el segundo está claramente en la carrera de la sucesión, el primero no está en esa batalla, no ha movido un dedo para estarlo", señala un miembro de la cúpula no precisamente ratista.
Sin embargo, todos los dirigentes asumen que al final sólo Rajoy puede pedirle que le acompañe. Tiene bastantes meses, hasta que se convoquen las elecciones, para dejar que madure en el partido el clamor a favor de su regreso.
Aunque no podrá evitar que las especulaciones sean utilizadas por sus rivales. Ayer, José Blanco, secretario de Organización del PSOE, señaló que el "alborozo" que hay en el PP "pone de manifiesto que todo el mundo, incluidos los dirigentes del PP, reconocen que Mariano Rajoy ha sido un error, y por eso se alborotan cuando ven una posibilidad de que alguien pueda apuntalarlo o incluso sustituirlo"

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